lunes, 16 septiembre 2024 - 16:06

Ley bases con desempate de Villarruel. Poco sabor a triunfo y bastante olor a problemas

Finalmente, alrededor de las 23.15 horas de este miércoles 12 de junio el Senado votó la Ley Bases y el resultado fue un empate de 36 a 36 votos, en una votación que se repitió dos veces con igual resultado. Tras ello la vicepresidenta del país y presidenta del Senado, Victoria Villarruel, tuvo que desempatar tras dar una patéticas palabras haciendo alusión a “la violencia” de la jornada de hoy, que en realidad fue represión estatal contra las y los manifestantes.

Para dar unas primeras impresiones y reflexiones políticas de lo sucedido, algo que luego ampliaremos, creemos que la votación a favor de la ley del gobierno no podría realmente llamarse triunfo en todo el sentido del término, ya que claramente es bastante menos que eso. Logró sacar una más que ajustada votación general, con demasiadas crisis, cambios, modificaciones y retiro de temas de importancia. Precedido por roscas, aprietes y la compra del voto de una senadora, Lucila Crexell, a cambio de un cargo. Todo bien de casta.

Lo que encima es otro ejemplo de la complejidad de lo que está sucediendo, es que ahora tiene que comenzar el debate capítulo por capítulo, es decir la ley en particular, donde puede sufrir nuevas modificaciones o derrotas parciales en algunos puntos. Se viene un debate nuevamente de bastante duración y con final posiblemente poco feliz.

Recordemos que el gobierno lleva más de seis meses sin poder sacar una sola ley, un recorrido fallido que había comenzado en enero y febrero con su intento de votar la ley ómnibus con cientos de artículos y la misma cayó por falta de apoyo en medio del ascenso social que comenzaba. Luego arrancó con la idea de la ley bases que esperaba sea votada en mayo y terminar ese mes en Córdoba con el Pacto de Mayo como frutilla del postre, el cual también fracasó al no haber acuerdo con la ley.

Ahora la ley llegó finalmente al Senado con una votación tan pero tan ajustada y con tantos cambios, que además de tener que volver a Diputados lo hará con cierto desguace y pérdida de ropaje en el camino. A lo que ya había perdido el gobierno en el trayecto entre la ley ómnibus y la ley bases, en el último mes se sumaron algunas partes más. Y en el día de hoy, urgido por la necesidad de consolidar los votos necesarios para ganar, se vio obligado a dejar de lado la privatización de empresas de mucha realidad y simbolismo político como Aerolíneas Argentinas, el Correo y algunos medios públicos. Tuvo que dejar de lado el capítulo sobre reforma previsional y aceptar que las obras públicas en estado avanzado o financiadas por otros organismos sí puedan seguir adelante. Además tuvo que aceptar algunos cambios al RIGI y al tema blanqueo de capitales. Todos estos temas igualmente tienen que ser confirmados en la votación particular.

De esta forma se combinan dos realidades: podemos decir que lo votado es claramente una ley contra el pueblo y al servicio de los grandes capitalistas y a la vez es mucho menos de lo propuesto inicialmente por Javier Milei. Una cosa no niega la otra, ambas se combinan para configurar una situación donde se evidencia que el gobierno logra apenas lo que puede, lejos de lo que en realidad quiere. Esos límites los define su propia debilidad política y el descontento creciente que aflora en la calle y se mete por los poros de un desprestigiado Congreso.

En la jornada de este miércoles, para que salga la votación operaron por supuesto las principales fuerzas del poder burgués e imperialista, presionando para que se le den herramientas legales al gobierno, como tantas otras veces lo han hecho. Han presionado de esta forma porque si la ley no sale entraríamos en una grave crisis de gobernabilidad que tensionaría todo y pondría en riesgo el futuro del gobierno. Y una parte importante de la oposición burguesa siguió ese mandato y fue cómplice del gobierno con su voto a favor.

Incluimos en esta complicidad a Martín Lousteau, que si bien votó en contra en general de la ley, le hizo el principal favor que el gobierno necesitaba hoy: le dio quórum por la mañana, si no lo hacía caía el tratamiento y era un golpe duro a Javier Milei. Pero decidió darle oxígeno y habilitar la sesión. Quedará ese recuerdo y lo haremos notar cada vez que sea necesario para desenmascarar a este representante de una supuesta voz progre dentro de la UCR. Pero como siempre, en ese centenario partido todos los sectores terminan avalando ajustes y de los peores, algunos votando a favor, otros dejando correr. De una u otra forma, como siempre la UCR juega un papel lamentable.

Sobre el contexto de la jornada de hoy no podemos menos que destacar el rol traidor de la vieja y burocrática dirección de la CGT, importante integrante del PJ, que pese a tener delante suyo una ley que además de la entrega del país incluía una reforma laboral antiobrera, no movió un dedo. No solamente no convocó a un paro; ni siquiera quiso adherir como central ni movilizar de conjunto al Congreso. Solo lo hicieron una parte de sus gremios encabezados por Camioneros, gremio que además comenzó a retirarse a una hora bastante temprana y en medio de la sesión, en lugar de quedarse para seguir presionando al Senado. No fue casual que la brutal represión desatada se diera un rato después que una parte importante de esas columnas empezaran a retirarse. Ahí aprovechó Bullrich para desplegar todo su operativo. Pero volviendo sobre la burocracia cegetista, su accionar no es casual, es calculado. Entra en el contexto del razonamiento del peronismo y su política de no terminar con Milei ahora, dejarlo gobernar, que siga y ver cómo desgastarlo y ganarle en las próximas elecciones. Un razonamiento funesto que deja en el medio a millones de trabajadores y jóvenes que no tienen tiempo que esperar, porque tienen que pagar ahora sus cuentas y su vida diaria.

Desde ya nada justifica esa represión perversa del gobierno, que necesita demostrar que ordena la calle en función de intentar seguir avanzando en un régimen más autoritario. Sí es bueno registrar que hoy no pudo ordenarla durante más de siete horas, donde miles y miles, se adueñaron de Plaza Congreso y sus alrededores, en una muestra clara y contundente de una bronca que crece entre sectores de trabajadores y de la juventud. Fue una movilización muy importante que se realizó pese a una dirección sindical que es parte del peronismo y tira para atrás. Y tuvo expresiones de lucha a lo largo de todo el país.

La represión de hoy, incluyendo las detenciones de trabajadores/as para quienes reclamamos libertad inmediata, son la tarea sucia que llevan adelante en su necesidad espuria de que avance el ajuste. No hay que menospreciar esa política ni subestimarla, la misma incluye gases, balas de goma, infiltrados que hacen desmanes adrede, motos haciendo rastrillaje, provocaciones detrás de las vallas, todo lo cual está acompañado por operaciones mediáticas de medios y periodistas amigos del poder de turno, para mostrar supuestos terroristas que buscan, según las insólitas palabras de Milei, un “golpe de Estado”. Una represión que tuvo nuevos episodios por la noche contra caceroleros, porque su modelo político no acepta movilizaciones ni oposición en la calle. Pero hay que confiar en la fuerza de la clase obrera y los sectores populares, que saliendo masivamente y organizados, pasarán por encima de esta política y de quienes la implementan. 

Dentro de esta movilización tan importante realizada hoy en Buenos Aires, nuevamente la izquierda jugó un rol importante desde temprana hora, como las compañeras y compañeros del MST en el Frente de Izquierda Unidad que garantizaron una dinámica y combativa columna durante toda la jornada. Algo realizado en el marco de la columna independiente de la coordinación de la izquierda y los sectores en lucha. Un espacio que hay que mantener y fortalecer, de cara a todas las luchas que vienen contra Mieli, su ajuste y su represión. Surge a la vista como balance de esta jornada, y podríamos decir de estos seis meses de Milei, que la consecuencia en luchar conta el gobierno y en exigirle a la CGT que haga un verdadero plan de lucha, siempre viene desde la izquierda.

Mientras escribimos estas primeras conclusiones tras la votación en general, el debate en el Senado continuará con los capítulos de la Ley Bases y luego tiene que comenzar el debate del paquete fiscal con otros problemas a cuestas, como el debate de ganancias que aun no está saldado. Y luego de eso comenzará una nueva etapa con nuevas tareas que tenemos que asumir sabiendo que hoy desarrollamos una batalla más de una pelea mucho más larga. No termina hoy y tendrá nuevos episodios cada vez más subidos de tono en su tensión social. Estamos en medio de una pelea abierta y la tenemos que dar con fuerza y hasta el final. Sacando conclusiones, organizándonos lo mejor posible en cada lugar de trabajo, de estudio, en cada barrio popular. Y en forma prioritaria avanzando en fortalecer una herramienta política grande y fuerte desde la izquierda. Algo clave para ir por la derrota de todo el plan de Milei y por verdaderos cambios de fondo que no repitan las experiencias fallidas del gobiernos anteriores. 

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